31 agosto 2012

Políticos españoles


Hay una pregunta que constantemente nos hacemos unos a otros: ¿son los políticos españoles excepcionalmente corruptos? Yo siempre respondo lo mismo: el asunto no es que los políticos españoles sean especialmente corruptibles, sino que los españoles somos bastante corruptibles en general, no damos importancia real a ese delito y solemos premiarlo con nuestros votos llegando a otorgarles la mayoría absoluta en las elecciones. Esa correspondencia entre ciudadanos y políticos vale para cualquier país, porque los políticos no son más que personas extraídas de entre la población y por lo tanto, de una población con escasa conciencia cívica saldrán políticos como los nuestros. ¿Por qué Dinamarca es el país menos corrupto del mundo según Transparencia Internacional? Pues porque seguramente los daneses son escasamente corruptos, tienen principios, y desprecian profundamente al que cae en ese delito y además la corrupción tiene penas muy duras. Por el contrario, ¿por qué Guinea Ecuatorial es uno de los países donde la corrupción es más intensa, según la lista publicada por esa organización?, ¿hace falta que lo diga?, ¿tendrá algo que ver Teodoro Obiang Nguema –no olviden que se formó en España– y su hijo, conocido como Teodorín? (en la foto, Obiang es el que se encuentra en la foto inferior, a nuestra izquierda).

Hay una estadística que afirma que en España hay un bar por cada 460 habitantes. Parece excesivo, aunque eso no es nada comparado con los políticos per cápita que mantenemos, porque estos han resultado ser una especie mucho más peligrosa y costosa.

¿Cuántos españoles hay por cada político? Bueno, eso sería asunto muy difícil de contestar, pero hagan la cuenta. Tenemos un Senado –que hasta hoy, nadie ha conseguido averiguar para qué sirve– con 266 miembros y un Congreso que actualmente cuenta con 350 diputados. No está nada mal, pero ¿qué tal si sumamos los miembros de los parlamentos regionales?, porque cada uno tiene un buen número de miembros; Galicia tiene 75, Andalucía 109, Cataluña 135, Castilla-León 84, etc. hasta hacer un total de 1268 diputados autonómicos. Si a eso le sumamos el ingente número de asesores, directores generales, consejeros, delegados del gobierno y en fin, todas esas canonjías con las que quienes ganan las elecciones –sobre todo si es con mayoría absoluta– obsequian a familiares, amigos y allegados, podemos hacernos una idea del coste de esa inmensa muchedumbre que compone la clase política, muy lejos en todo caso de esos 450.000 que dice Jiménez Losantos. Por si acaso, avisaré que no estoy planteando la desaparición de los políticos o los partidos.

Dinamarca, con una primer ministro socialdemócrata, tiene un parlamento unicameral de 179 miembros. Parecen bastantes, teniendo en cuenta que la población del país es de alrededor de 5,5 millones, pero hay diferentes circunstancias, como que no existe esa cantidad enorme de puestecillos para otras tantas sanguijuelas que harán lo imposible por sacar buen provecho, rentabilizando adecuadamente el cargo. Por supuesto, y lo digo sinceramente, no creo que el cien por cien de nuestros políticos sean así, pero tristemente el porcentaje es muy elevado, porque aquí –como ya decía antes– no hay una moral civil y la moral religiosa consiste en ir al Rocío, rendir pleitesía al cristo de Medinaceli, acudir a las fiestas religiosas locales y otras actividades de ese rango. Bueno, en el caso de algún fanático con apellido compuesto recién sacado del horno, también en legislar desde su ministerio para dificultar o impedir la interrupción voluntaria del embarazo.

Siguiendo con Dinamarca, ellos podrían darse el lujo de tener casi un político por habitante si quisieran, pues la organización, laboriosidad y eficacia del país es muy alta, pero no les ha dado por ahí. Cuentan –de verdad– con una sanidad pública inmejorable, cuentan –de verdad– con una enseñanza pública magnífica y realmente gratuita, permitiéndose el lujo de gratificar a cada estudiante mayor de edad con un salario mensual que casi alcanza los 750 euros, una magnífica red de autopistas completamente gratuitas, ayuda para la vivienda, protección real a las personas dependientes, etc.

Para terminar y aunque EE.UU. no es hoy un país ejemplar en casi nada, no está de más recordar que tiene en la actualidad cerca de 310 millones de habitantes y posee un gobierno federal formado por dos cámaras: el Congreso tiene 435 miembros y el Senado 100, es decir, dos senadores por cada estado. Para hacernos una idea, California, que cuenta con casi 38 millones de habitante, cuenta con dos senadores. En España, la provincia de Soria, con 95.000 habitantes, tiene cuatro senadores. Agotados que estarán estos pobres…

27 agosto 2012

Español para españoles (20)

Si el bueno de don Fernando Lázaro Carreter tuviera a bien resucitar, veo más que probable que muriera de nuevo inmediatamente, por dos razones: La primera, al ver desesperanzado para qué poco ha servido el tremendo éxito de ventas de sus dos volúmenes de “El dardo en la palabra”. Da la sensación de que quienes los compraron no han llegado a leerlos o que, en todo caso, se lo han tomado tan en serio como si de una promesa de Rajoy se tratara. La otra razón para volver a la tumba sería darse cuenta de que, como en vez de mejorar hemos ido a peor, el trabajo que le esperaba lanzando sus dardos contra tanta memez e ignorancia gramatical era superior a sus fuerzas. Quien se atreve hoy en día a señalar un error gramatical, aun de la manera más educada posible, se expone a una agresión física.

Lamentablemente no ha resucitado y espero que seamos muchos –desde luego, no multitudes– los que lo recordamos y tratamos de sumarnos con nuestro mínimo aporte a aquella tarea de escaso rendimiento que acometió con tanto ímpetu.

Por ejemplo, en televisión se masacra cada día a nuestra lengua sin reparo alguno y eso que hablo de TVE, supuestamente la que posee profesionales más formados. En la inauguración de los juegos olímpicos tuvimos que aguantar a la erudita María Escario decir por dos veces “sufraguistas”, supongo que refiriéndose a aquellas mujeres que defendían el “sufraguio” femenino (me recordó a un profesor de psiquiatría de la universidad de Madrid, que se empeñaba en decir “cónyugues” en vez de “cónyuges”; claro que como era del Opus, a lo mejor tenía dispensa de sanjosemaría). La compañera de tareas en aquella inauguración olímpica no quiso quedarse atrás e hizo referencia a “LAS millones de personas que presenciaban el evento”. Como dijo Saramago: “todo el mundo me dice que el ejercicio físico mejoraría mi salud, pero ¿qué tal si quienes recomiendan ese ejercicio físico se ocuparan un poco de su mente?” (cito de memoria).

Anteayer, tuve que escuchar sin sufrir un desvanecimiento, cómo en el telediario de esa cadena se contaba que con motivo de un temporal de lluvia un muro había colapsado sobre una niña –provocándole la muerte– es decir, de acuerdo con la gramática española –que no la inglesa–, el muro cesó en su actividad sobre la niña. Asombroso, ¿no?

El ministro de Economía, señor Guindos (ese zorro que pusieron a cuidar de las gallinas, anteriormente fue director para España de Lehmann Brothers), no puede evitar que en cada diez palabras que pronuncia vaya incluido eso tan popular de lo que es, una moda tan extendida como estulta, pero que a muchos debe resultarles el colmo de la erudición. Hay hasta un chiste de Forges sobre este hábito del señor ministro. De todas formas, admito que resulta mucho más vistoso decir, por ejemplo, “aquí tienen lo que es un banco en quiebra” que “aquí tienen un banco en quiebra”.

Y para terminar, ese invento que nos llega de tierras americanas, pero que ya he podido oír más de una vez por estos pagos. Se trata de que en vez de decir el viernes (o el lunes, o el miércoles…), digamos el día viernes, siguiendo una especie de construcción a la inglesa, una incorporación tan inútil como tantas otras, pues en nuestra lengua ¿es que el viernes ”tal cual” puede ser otra cosa que un día?, ¿acaso hay peligro de que alguien piense que se están refiriendo a un bocadillo o una gorra?

Falta haría que tantos creyentes que ponen en su puerta eso de “dios bendiga cada rincón de esta casa”, pidieran más bien que se bendijera y respetara cada palabra de nuestro idioma, a ver si así…

25 agosto 2012

Pan y circo (pero sin pan)

Me daría vergüenza aludir a aquella famosa frase de Unamuno, pero ya podemos estar orgullosos de que este gobierno ha inventado algo mucho mejor que todos los anteriores inventos españoles, incluidos el chupa-chups y la fregona: el pan y circo, pero prescindiendo de uno de sus componentes esenciales, el pan.

Es difícil de creer, pero si a los españoles les dijeran que se podría evitar ese rescate económico que se nos viene encima, aunque a cambio habría que devolver la copa del mundial de fútbol de hace dos años, estoy convencido de que se negarían a esa devolución.

No hay más que ver las noticias en cualquier periódico para entender la situación: económicamente casi no podemos estar peor, porque ese peor se nos reserva para sufrirlo desde este otoño en adelante. Dentro de una semana entra en vigor el nuevo IVA, no cesan las insaciables subidas de la electricidad, gas y combustibles que suponen un tremendo incremento del coste de vida y otros mordiscos más a nuestro poder adquisitivo, pero eso apenas merece atención. Sin embargo, las portadas de la prensa dedican más espacio al fichaje de tal o cual fenómeno de la patada al balón, al horario incómodo de los partidos de fútbol, a qué cadenas de televisión poseen más derechos de retransmisión de los partidos, a los mil y un campeonatos con que nos obsequian a lo largo del año... que a las posibles soluciones a la crisis que, según muchos economistas de prestigio las hay, pero no son las que se están aplicando, que sólo nos conducen a la ruina total (España sufrirá un bajón en su nivel de vida similar al que tuvo lugar tras la guerra civil).  Todo para mantener entretenidos a quienes deberían estar rebelándose contra la situación actual, pero a los que se les va la fuerza y el escaso raciocinio que poseen delante de la pantalla superplana y en HD.

Hay más de 5 millones de parados, casi 1 millón de personas en situación de dependencia que no son atendidas o no lo son suficientemente, 1 millón de estafados por las participaciones preferentes que irremediablemente van a perder el dinero que ahorraron durante años, he leído que son unos trescientos mil (según otros casi un millón) los extranjeros en situación irregular y españoles sin trabajo también, los que próximamente dejan de recibir atención médico-sanitaria, peligran la sanidad y la enseñanza pública… pero el gobierno lo tiene todo bien atado y sabe que lo que más preocupa a la mayoría es el “partido del siglo” que se jugará cada semana.

Si tan solo una parte de tantos millones se manifestara, reclamara, actuara con los medios  a su alcance, el cataclismo social sería de tal envergadura que hasta Merkel intervendría para tranquilizarnos, pero todos sabemos que no va a ser así, la situación está bajo control y si es preciso se organiza un torneo más de fútbol con lo que la calma se instauraría de nuevo entre nosotros. Se me olvidaba, nuestra superpresidente Merkel está tan agradecida a Vicente del Bosque –un buen hombre, pero cabecilla de todo el entramado futbolero– que ya ha manifestado públicamente que le gustaría sentarlo a comer a su mesa alguna vez. A eso se le llama tener muy claro quién es el que acaudilla a los españoles.

La crisis deben pagarla los que la provocaron –básicamente los bancos– y quienes se enriquecieron con ella, que tienen nombres y apellidos, y no quienes viven de un salario no muy abultado o de una pensión. La actuación del gobierno acerca del problema de las participaciones preferentes es todo un ejemplo de qué intereses se protegen. Resulta que en los últimos años las entidades bancarias han sido muy mal gestionadas y sus directivos se enriquecen precipitadamente junto con amigos y familiares a los que facilitan créditos de difícil recuperación a bajo o nulo interés. Mientras, para capitalizarse, esos bancos deciden conseguir financiación a base de engañar a sus clientes haciéndoles invertir en participaciones preferentes (sólo Caja Madrid 3.057 millones), bajo la mirada cómplice y complaciente de la CNMV cuya función fundamental es precisamente evitar cosas como esa. Como la situación empeora, se solicita de la Unión Europea un rescate bancario que pone como condición principal que no se devuelvan los capitales de quienes invirtieron en las participaciones. El gobierno por lo tanto, se vuelve hacia la población afectada y les dice haciendo pucheros que "es una imposición europea". Resumiendo: para que se recuperen esos bancos y cajas que nos robaron a tantos, en vez de dejar que se hundan hay que admitir un rescate –del que somos garantes la propia población– y con la condición de que se legitime el robo del que fuimos objeto. A eso se le debe llamar justicia anti-robin-hood, se les roba a los pobres para dárselo a los ricos. Con todo descaro. 

No me agrada decirlo, y menos ser consciente de ello, pero los españoles somos un pueblo torpe, manso y acabado (además de intervenido por Alemania). Alguno habrá que saldrá diciendo que, eso sí, somos bienaventurados como sólo los mansos lo son o encomendándonos a la virgen del Rocío para que nos saque de ésta, como hizo la ministra de Trabajo Fátima Báñez, que según puedo leer no ha cotizado nunca en una empresa porque no ha trabajado nunca en una.

Eso sí, que nadie diga que este gobierno no tiene las riendas o que no actúa con firmeza: acaba de rebajar de 600.000 a 500.000 euros el salario máximo de los directivos de bancos intervenidos. Para que sepamos quién manda aquí y que no se le escapa ni una.

Son mis ídolos...