A punto de bailar la sardana |
Que
me perdonen quienes a estas alturas se queman las neuronas y sus esfuerzos
apostando por la secesión de cualquier rincón, sea de España o de otros países
europeos, me parecen tan desfasados como quienes pierden su tiempo discutiendo
sobre el dogma de la Inmaculada Concepción,
es decir, asuntos más que superados y que no van a aportar más conocimiento ni
bienestar a los discutidores. Precisamente he tenido la oportunidad de leer
estos días en diarios catalanes a quien se declaraba originario del Valle de
Arán y pedía su independencia –la del valle– “de quien fuera”. Por los mismos medios he sabido de los
tarraconenses que se quejan del “centralismo” barcelonés por haber pensando en
Barcelona World como nombre para ese futuro megaparque de ocio –para mí una
quimera– despreciando así el hecho de que su ubicación será la provincia de
Tarragona, ¿agravios como éste darían lugar a que Tarragona pidiera su independencia de Cataluña? Está claro, todos nos podemos quejar con razón por algo, pero la conclusión no es siempre la oportuna.
Que ciertos catalanes anden todavía quejándose de lo que sucedió en 1714 da una imagen
no muy satisfactoria del intelecto de esos catalanes, a los que en su totalidad admiro en
lo que es justo admirar, y me recuerdan a esos nacionales de países americanos
empeñados en que España o Portugal pidan perdón por los atropellos cometidos
allí hace siglos, ¿pero cómo se puede estar tan pasado de rosca y tan lejos de
la realidad de hoy?, ¿le montamos una reclamación a Italia por lo de Numancia?
Tampoco hay base real para esa paranoia de que el resto de España detesta a Cataluña. Otra cosa es que ocasionalmente y por tópico se haga burla de sus habitantes por aquello de “la pela”, al igual que de los gallegos –por llorones–, de los vascos –por zoquetes–, de los andaluces –por vagos y graciosillos–, de los murcianos….Lo que sí molesta de algunos catalanes es ese empeño en considerarse diferentes, porque está claro que si uno se empeña en resaltar las diferencias con otros es siempre porque se considera superior...
Tampoco hay base real para esa paranoia de que el resto de España detesta a Cataluña. Otra cosa es que ocasionalmente y por tópico se haga burla de sus habitantes por aquello de “la pela”, al igual que de los gallegos –por llorones–, de los vascos –por zoquetes–, de los andaluces –por vagos y graciosillos–, de los murcianos….Lo que sí molesta de algunos catalanes es ese empeño en considerarse diferentes, porque está claro que si uno se empeña en resaltar las diferencias con otros es siempre porque se considera superior...
Es bueno recordar, porque no es ningún secreto, que el dinero de toda España se invirtió
fundamentalmente en aquellos polos que se consideraban idóneos para impulsar el
avance del país entero, es decir, Barcelona y Bilbao, por este orden, algo que
se vio reforzado incluso durante el franquismo. En el caso catalán me ronda por
la cabeza un periodo del siglo XIX en el que se le concedió a Barcelona el monopolio del comercio textil con Cuba y otras colonias de la zona, lo que supuso un
espaldarazo a su industria y la ruina de otros puntos del país donde se
pretendía cimentar una industria similar como, por ejemplo, Béjar (Salamanca). Da
igual, pues la cuestión es que si aquella provincia progresó industrialmente no fue
porque vendiera su producción a EE.UU., Alemania o China, sino porque el resto del país
éramos sus clientes casi obligados. ¿Cómo facturamos ahora todo ese
favorecimiento que tan bien les vino a la hora de crear una industria próspera?, ¿a que entonces no decían eso de "Catalonia is not Spain"?
No
descubro la pólvora si afirmo que un país para progresar y ser respetado debe
tener unas dimensiones mínimas –salvo paraisos fiscales– tanto territoriales como poblacionales, que apenas superamos en la actualidad, menos aún
si se descontase Cataluña a la que seguiría sin duda el País Vasco. ¿Han visto
qué poco problema supuso el rescate de Grecia o Portugal y qué diferencia con
la manera como se aborda el de España?, ¿creen que una desmembración a la
yugoslava aportaría mejora a cualquiera de las partes resultantes?
Estoy
convencido, porque así he creído verlo en mis visitas a Cataluña, que no es el
independentismo el oscuro objeto de deseo de los catalanes, sino la rabia por la
situación en que nos encontramos y la facilidad con que esa rabia encuentra
desahogo culpando a “otros” de los males propios. Yo mismo, que vivo en Madrid,
pero que soy de otra región, estoy tan afectado por la situación
político-económica actual que desearía pedir la independencia de quien fuera,
pero, ¿de quién?, ¿a quién designo como pararrayos de mi cabreo?, ¿acaso no somos todos responsables por haber llegado o dejar
que llegáramos a esta situación?, ¿a quienes beneficiaría una posible
independencia, sino a los políticos que empujan hacia ella por su propio provecho?
Pienso en los lazos humanos, comerciales y de todo tipo que
unen mucho más de lo que parece unas partes con otras y que son los que dan
cohesión a cualquier país actual como un todo. Checoslovaquia tenía cuando se dividió en dos una historia común de sólo 74 años y cuando no hace mucho estuve en la República Checa, sus habitantes aún seguían perplejos porque la separación se hizo de espaldas a ellos, fue una decisión exclusiva de los políticos.
Dejemos pues que algunos pueblecitos de por aquí jueguen a declararse “repúblicas independientes de Ikea”, si eso les entretiene y alivia las penalidades por las que estamos pasando y vamos a concentrarnos en salir adelante, eligiendo también a los políticos más adecuados para ello, pero recordando al tiempo que la solidaridad consiste en descubrir que el bien ajeno también supone a medio y largo plazo el propio bien.
Y no olvidemos la posibilidad de que España pase a ser de una vez por todas un estado federal, dando así satisfacción a las ansias de algunos y justificación a la existencia del Senado, hoy de brazos cruzados. Acabemos así de una vez con la monserga de quienes piensan que una mayor autonomía es el bálsamo de Fierabrás.
*En la foto unos pintorescos manifestantes que no se sabe muy bien si hicieron la mili con el timbaler del Bruc o con Gunga Din.
Dejemos pues que algunos pueblecitos de por aquí jueguen a declararse “repúblicas independientes de Ikea”, si eso les entretiene y alivia las penalidades por las que estamos pasando y vamos a concentrarnos en salir adelante, eligiendo también a los políticos más adecuados para ello, pero recordando al tiempo que la solidaridad consiste en descubrir que el bien ajeno también supone a medio y largo plazo el propio bien.
Y no olvidemos la posibilidad de que España pase a ser de una vez por todas un estado federal, dando así satisfacción a las ansias de algunos y justificación a la existencia del Senado, hoy de brazos cruzados. Acabemos así de una vez con la monserga de quienes piensan que una mayor autonomía es el bálsamo de Fierabrás.
*En la foto unos pintorescos manifestantes que no se sabe muy bien si hicieron la mili con el timbaler del Bruc o con Gunga Din.
1 comentario:
He caído por pura casualidad hace un rato en tu blog, al intentar encontrar unas referencias por medio de un buscador.
Tras leerlo con detenimiento, solo me cabe el darte mi enhirabuena por tus reflexiones, serenas y concretas, que sin duda compartimos la inmensa mayoría de los mortales de este País, quienes sin acritud alguna, intentamos ver la luz al final del túnel en el que nos han metido una casta ineficaz de políticos, incapaces de solventar los problemas para lo que fueron votados y elegidos.
Saludos cordiales.
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