04 noviembre 2012

Forofismo político

No sé si se lo he leído a alguien por algún lado o he sido yo el que lo ha dicho en otro comentario. Da lo mismo, porque no es ningún secreto y cualquiera sabe que se trata de una verdad casi absoluta (sí que existen).  Me refiero a que cuando hay que acudir a depositar el voto en alguna de las convocatorias electorales, una buena mayoría escoge por puro forofismo, igual que escogería a su equipo de fútbol, porque es aquel en el que ha depositado sus eternos sentimientos de amor y fidelidad.

Nada de leer el programa con el que un partido político se presenta, nada de repasar con espíritu crítico las últimas hazañas de ese partido, sea desde el gobierno o desde la oposición.

Acepto que todos tenemos sobre más o menos un comportamiento similar, pero en ese “más o menos” radican ciertas diferencias éticas muy importantes y a la vista está el descenso tremendo en el número de votos al PSOE y el escasísimo o nulo desgaste en los del PP. Todos damos por sentado que los que votan a los partidos cercanos a nuestros ideales son inteligentes y despiertos, lo contrario a los que apoyan a esos partidos tan lejanos a nuestro sentir, pero… hay más verdad de la que parece en ese supuesto contemplado desde la izquierda y en sus consecuencias; los votantes de derechas no castigan la corrupción, la ineptitud y la indecencia en sus políticos. Estamos en desventaja y por eso el PP ganó las elecciones generales con mayoría absoluta con menos de un 1% de incremento en sus votantes, mientras que el PSOE perdió casi un 40% de ellos y se hundió. Se trata de cifras comprobables. En las elecciones gallegas, el PP ha sacado 3 escaños más que en las anteriores, pese a un descenso significativo en los votos conseguidos, ¿seguimos jugando a la abstención?

Llevamos días oyendo a los mandamases del partido en el gobierno decir que sus medidas restrictivas están avaladas por el respaldo que le han dado en las recientes elecciones gallegas, lo que implica la presunción –no se lo creen ni ellos– de que todos nos identificamos con el sentir de los gallegos y me temo que no es así –yo desde luego, no soy ni me siento gallego–, allí el incalificable Mario Conde ha conseguido casi 16.000 votos, ¿cómo puede ser que nadie quiera que ese indeseable le represente? Hay más descerebrados de lo que nos imaginamos, en todas partes.

Y estamos condenados a que siempre nos gobierne el PP, porque los votantes de izquierda poseen –lo siento, pero los hechos cantan– un espíritu crítico que los de derecha ni olfatean, por eso se castiga merecidamente al PSOE por tantas mentiras, por tantas torpezas a las que nos ha sometido cuando gobernaba. Desde aquella entrada vergonzante en la OTAN después de años diciendo lo contrario, al incumplimiento de las medidas respecto a la iglesia que incluían en su programa de 2008, hay una larga lista de falsedades, engaños y complicidades con quien no correspondía…

El resultado está a la vista: no solamente tenemos al PP con casi tanto poder en sus manos como el que tenía su añorado caudillo en sus mejores tiempos, sino que esto no tiene trazas de acabar nunca, pues el PP conserva su mayoría en la intención de los votantes –es decir, de los que piensan seguir votando– aunque nos estén masacrando con sus políticas.

¿Cuál es la solución, el 15-M, el 25-S? Pues mientras que eso no cristalice en algo concreto –y me temo que nunca lo hagan– seguiremos igual. Y a ver quién puede en el futuro dar marcha atrás a –por ejemplo– las numerosas privatizaciones que están llevando a cabo entregando todo a sus amiguetes. Un recorte puede enmendarse, pero una privatización o una ley –no digamos si es orgánica tiene difícil remedio.

Hay que castigar al PSOE, cierto, pero eso me recuerda aquello de que se fastidie el sargento, que hoy no como rancho. Yo diría que hay que votar a algún partido de izquierdas, el que sea, aunque no sintamos gran entusiasmo por él, pero en contra de lo que piensan quienes se quedan en casa los días de elecciones, esta actitud pasiva equivale –ya lo ven– a un apoyo explícito a quienes quieren eliminarnos del mapa.

¿Por qué ese rechazo generalizado al PSOE y ese apoyo más generalizado todavía al PP? Lo digo porque quienes sostienen que PP y PSOE son la misma cosa están equivocados. Los del PSOE han traicionado a sus votantes muchas veces, demasiadas, pero el PP no necesita ni traicionarnos, les basta ser fieles a su falta de principios y tirar adelante con sus adeptos. Recuerden, la derecha nunca se queda en casa cuando hay elecciones, son –ya lo dicen– inasequibles al desaliento.

*En la foto, E.Aguirre en postura mosaica mostrando las tablas de la ley del "donde dije digo...". 

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