20 abril 2013

Negros son los demás

Hace muchos años me encontraba en la República Dominicana con mi esposa, y más concretamente en la sala de fiestas del Hotel Lina, ése que Juan Luis Guerra  cita en su canción Me enamoro de ella. El caso es que estábamos con un grupo en el que se encontraban directivos de un banco español instalado allí y no recuerdo a cuento de qué en un momento dado, uno de ellos me dice al oído con mucho misterio: no te fíes de los negros, el que no te la hace a la entrada, te la hace a la salida.

Aquello me hizo bastante gracia, no porque me identificara con esa manifestación de racismo, sino porque quien me lo decía era sin lugar a dudas negro, quizás no haitiano, pero sí tan negro como pueda serlo el actor Sidney Poitier, por poner un ejemplo. De repente, me di cuenta del verdadero significado de lo que aquel hombre me decía: negros son los que son más negros que uno mismo; ésa es la línea divisoria.

Ayer leí en la prensa unas declaraciones de la ministro Ana Mato acerca de la importancia de atajar "lo antes posible" el problema de la corrupción porque, desde su punto de vista, "la sociedad no se lo puede permitir". Como lo de aquel negro, no es una broma, sino que también ella debe considerar que corruptos son los que son más corruptos que uno mismo.

Descaro y desvergüenza como los de esta señora no son un caso único y hay políticos de todos los partidos que afirman más o menos lo mismo, aun teniendo numerosos motivos para sonrojarse al hacer este tipo de declaraciones, porque al igual que ella deben considerar que el caso propio no es corrupción, sino una maliciosa interpretación de su comportamiento más guiada por el deseo de truncar su carrera que por el de denunciar a quienes no merecen el respeto de nadie y más bien se hacen acreedores de su ingreso en prisión. 

He dicho y así lo pienso que hay ejemplares de todos los partidos, pero hay que reconocer que los del PP y CiU han hecho un arte del comportarse como si todo ocurriera en los antípodas y que no se trata de ningún asunto que les roce ni de lejos. Son capaces de afirmar de sí mismos, como hace esta Ana Mato, "en 30 años de trayectoria política jamás he tenido ninguna tacha". De todas formas no son los únicos, los directivos de grandes empresas y en especial de la banca no les van a la zaga y ahí está incluso la convergencia de los dos grupos en el caso de Alfredo Sáenz, indultado en su día mejor no saber por qué por el ex presidente Zapatero.

Bueno, he descubierto tardíamente una serie de televisión llamada Los Soprano que voy visionando y disfrutando desde su comienzo, y puedo asegurar que no se me van de la cabeza estos pirañas de la política cuando estoy viendo cada episodio. Claro que los de aquí tienen la misma crueldad y el mismo descaro, pero menos gracia.

Pues nada señora Mato, felices cumpleaños y no se pase con el confeti.

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