07 diciembre 2013

Nada como morirse

Ha muerto Mandela y como la proximidad del óbito era cosa cantada, no había periódico que no tuviera preparado un buen artículo con un montón de fotos, ni emisora de radio o televisión que no hubiese previsto  un largo reportaje. Los telediarios nos han aburrido con rutinarias loas a este hombre que mereció más ayuda en vida y menos plañideros al marcharse. Lamentablemente, la noticia de su fallecimiento ha tenido que compartir primera página con el sorteo realizado en Brasil para establecer quiénes serán los que se enfrentarán en los inicios del mundial de fútbol; vamos, lo que de verdad importa a nuestros activos conciudadanos. 

Me resulta desagradable presenciar cómo no hay prácticamente ningún político que le regatee elogios al tiempo que señala con insistencia las coincidencias entre él y el desaparecido. Nuestro Rajoy, líder indiscutido de los mediocres, alababa la lucha de Mandela por la igualdad olvidando quizá que él escribió hace muchos años en El Faro de Vigo un artículo en contra de la igualdad y que su forma de gobernar no parece sujetarse mucho a ese principio que dice respetar. Para que nada falte, Zapatero ha dicho que algunas de sus decisiones de gobierno las tomó pensando precisamente en el líder fallecido; por si nos ayuda a entender esas decisiones, ¿podría contarnos cuáles?

Pero no hay que asustarse, ya digo que todos sin excepción aprovechan la muerte del héroe sudafricano para arrimar el ascua a su sardina, objetivo fundamental en todas estas falsas penas. El presidente chino Xi Jinping recuerda el buen entendimiento entre el desaparecido y su país, ese país donde los derechos humanos son ignorados y que ostenta el triste récord de condenados a muerte y ejecutados año tras año. Allí Mandela no habría estado 27 años en la cárcel, porque lo habrían matado enseguida, sin más complicaciones.

El tal Putin, don Vladímir, señala que aquel siempre permaneció fiel a sus ideales de humanismo y de justicia. Y lo dice él, que sabe bien lo que es la carencia de ambas virtudes. 

El hipócrita de Obama, el mismo que atropella las libertades de casi todo el planeta, también considera al sudafricano un ejemplo para toda la humanidad al tiempo que prepara sus maletas para asistir al funeral, aprovechando que él también es negro y podrá apuntarse un tanto adicional por su cercanía racial al muerto.

No podía faltar Angela Merkel, y ya tuvo el gesto teatral de comparecer ante la prensa vestida de negro en señal de luto y reconoce que Mandela siempre estuvo en contra de la opresión, la misma que ella practica sin compasión sobre la Europa que no puede impedirlo y del brazo de quienes de verdad ostentan el poder: los indiscutidos, los del dinero.

En fin, estoy seguro de que hasta Berlusconi habrá tenido palabras de admiración hacia el personaje, porque si no hay vergüenza a la hora de cometer fechorías, cómo la va a tener nadie a la hora de aparentar lo que no siente. Caramba, si hasta he podido ver a Netanyahu pronunciar palabras de dolor por la muerte del luchador fallecido, señalando que éste siempre estuvo en contra del terrorismo (¿como el que Israel practicó y practica desde antes de ser un país?). Parece que un repentino ataque de amnesia le hace olvidar que su país y la Sudáfrica del apartheid fueron uña y carne.

Me pregunto: ¿dónde estaban todos estos admiradores, qué hacían, mientras Mandela se pudría en la cárcel y en Sudáfrica reinaba sin muchos problemas la segregación racial?, ¿cómo es que Isabel II está tan dolida por su muerte y olvida que ese sistema racista fue implantado de manera oficial en 1948, apenas 4 años antes de su coronación, sin que ella moviera nunca un dedo para atenuarlo? 

Pandilla de hipócritas...

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