En anteriores entradas no he disimulado mi escaso entusiasmo por Syriza y por esos que dicen ser sus hermanos en esta piel de toro (estaba deseando una oportunidad para soltar esa memez), pero me encuentro espantado al ver que todos esos extraviados se han transformado en el objetivo a batir del PP y de los gobernantes europeos en su conjunto.
Han dirigido el grueso de sus baterías contra ellos, dejando al PSOE algo huérfanos de ataques, pero aunque se dedica mucho tiempo y esfuerzo a intentar acabar con el nuevo enemigo común, siempre habrá su ración de maldad para sus adversarios de siempre.
No he conseguido oír una sola vez en TVE referirse a Syriza o Podemos sin calificarlos necesariamente de radicales –concretamente, izquierda radical– para intentar ser como la gota de agua en la piedra que en este caso cale en la mente de los españoles que esa gente solo van a traer desgracias y que van a ser como una maléfica mezcla de Stalin y el patético Nicolás Maduro.
Han ganado las elecciones en Grecia y de inmediato los europeos se han lanzado a asegurar que no se les va a perdonar ni un euro de la deuda. Parecen olvidar lo que la prensa recordaba el otro día sobre la conferencia europea de 1953, en la que los 25 países acreedores de Alemania acordaron una quita del 62% de su deuda (Acuerdo de Londres). Entre esos países se encontraban los muy pobres –y más, entonces– España y Grecia. Todo, porque se admitía que con aquella enorme deuda, Alemania no iba a levantar cabeza jamás. Por cierto que el 38% restante de la deuda terminaron de pagarla los alemanes en 2010, 57 años más tarde.
Ha cometido Syriza el tremendo error de no incluir como coartada ninguna mujer en su nuevo gobierno, y eso ha provocado de inmediato que se lancen contra ellos hasta los que son tan feministas como John Wayne. Ni se les ocurre que en este momento sólo dispusieran de varones para ocupar los cargos de ministros o alguna otra razón válida; las cuotas han de mantenerse por encima de todo, aunque el resultado sea una Bibiana Aído o una Fátima Báñez.
Como cabía esperar, su prima de riesgo se ha elevado de inmediato por encima de los 1000 puntos, lo que significa que es imposible cualquier endeudamiento para atender lo más urgente, porque los intereses que se derivan de esa prima de riesgo son simplemente pura usura. Todo vale, todo con tal de cerrarles cualquier fórmula que haga viable su gobierno y conseguir quitar de la cabeza a cualquier otro país del sur que hay otro camino que el marcado por el BCE y Merkel.
Por cierto, los finlandeses –y parecían tontos…– han remachado que por su parte no perdonan ni un euro, están repitiendo desde hace un tiempo que de quitas a quien sea y cuanto sea, ni hablar. Me temo que odian a la humanidad por no comprarles ya sus teléfonos Nokia.