13 abril 2015

Un mundo mejor

Lo he dicho varias veces, pero es que no deja de ser chocante que según aumentan los malos modos, la falta de educación entre ciudadanos (vecinos, compañeros de trabajo, clientes en la cola del super, etc.) más aumenta el buenismo de la población y más se llega a babear ante lo primero que se le presenta en los medios de comunicación para sacar a flote la compasión que cada uno parece que guarda en su interior. Uno puede quitarle el hueco de aparcar a otro y amenazarle con partirle la cara si reclama, pero curiosamente se derrite y babea si le ponen delante la foto de un somalí con cara de hambre.

En uno de los artículos que semanalmente escribe y publica Javier Marías, trata acerca de la facilidad con que la gente se traga lo que en una noticia de prensa o televisión se dice, aunque las imágenes muestren todo lo contrario.

No pretendo usar lo que él escribe para dar fuerza a lo que voy a decir, pero estoy asombrado de que en las noticias que a diario aparecen en la prensa sobre los incidentes en la valla de Melilla, los lectores suelten todo tipo de improperios contra la Guardia Civil, simplemente porque el texto de la noticia induce a ello, aunque en las fotos se vea algo que cuando menos debería dar que pensar: el asalto organizado de una multitud de los llamados subsaharianos, que recuerdan aquellas películas de indios –perdón, nativos norteamericanos– tipo Fort Apache. Quizás la diferencia principal era que aquellos apaches pretendían retomar lo que desde tiempos inmemoriales era suyo y se les liquidaba sin contemplaciones al intentarlo, mientras que los africanos de Melilla pretenden entrar a la fuerza, contra toda ley, en un país que no es el suyo y si se les rompe una uña se le ha caído el pelo al guardia civil que tengan enfrente.

No hace tanto, se decía que un africano que fue golpeado por los agentes había perdido un riñón, quedado medio paralizado y que fue dado de alta en el hospital de manera inmediata. No me negarán que cuesta creer que semejantes daños –está claro que perder un riñón no es como perder el bonobús– permitan el alta hospitalaria sin fallecer en la misma puerta del hospital al salir.

De momento lo de siempre: cantidad de comentaristas atacando a la guardia civil por fascista, franquista, violenta, racista y todo lo que quieran. Nadie parece acordarse de esos guardias civiles que mueren o ponen en riesgo sus vidas mientras tratan de rescatar a un montañero o a un espeleólogo, a mujeres que están siendo explotadas sexualmente o incluso a los ocupantes de una patera. No es que me entusiasmen «los civiles», hace tiempo tuvieron la amabilidad de disparar bolas de goma contra el grupo de huelguistas en el que me encontraba, sin mediar provocación o aviso, pero de ahí a condenarles colectivamente sin más, hay un abismo.

Hay que observar las fotos de los asaltos a la valla. Por más que se empeñen en describirlo como unos africanos en busca de una vida mejor, a mí me parece un ataque masivo que desborda a las fuerzas del orden, realizado por gente organizada que se empeña en cometer el delito de burlar las leyes de inmigración de un país. Haga usted la prueba de acercarse a Suiza o Noruega –lugares donde supuestamente reside la civilidad– y cuando llegue al control fronterizo, en vez de enseñar su documentación sáltese la barrera que delimita la frontera. Luego nos cuenta cómo le ha ido (cuando se recupere). Si el experimento le sabe a poco, inténtelo de nuevo al tiempo con un centenar de amiguetes suyos, no se prive. Procure filmarlo y le pasa la grabación a alguna ONG española.

A propósito –y no es de extrañar– Europa Press y varios periódicos desmintieron lo de que el africano hubiera perdido un riñón o quedado paralizado, lo que no era raro teniendo en cuenta que la información y vídeos sobre los daños a africanos son casi siempre suministrados por una ONG llamada Prodein que es lo más parecido a una secta o una organización con parámetros similares a los del Opus Dei. Curioseen por su web y ya me dirán.

Buena parte de las fotos que acompañan a estos reportajes son suministradas por un individuo cuyo interés por desprestigiar a España y a sus actuaciones no es de extrañar, teniendo en cuenta que es un activista independentista catalán. Es sabido y notorio que España oprime a los negros y a los catalanes.

En fin, sigan creyendo lo que les cuentan en los periódicos y rebosando compasión por esos que asaltan la valla. Desde la península la gente hierve de indignación por el trato dispensado a los asaltantes, ¿se les ha ocurrido preguntar a un habitante de esa ciudad fronteriza cuáles son sus sentimientos?

Dejo para otro día la pregunta de si eso de buscar una vida mejor es admisible cuando consiste en el abandono masivo del propio país, ¿qué habría ocurrido si los franceses en vez de hacer una revolución en 1789 hubieran emigrado casi todos a Inglaterra?, ¿y si los rusos en vez de hacer la suya en 1917 se hubieran marchado a Alemania?, ¿sabe alguien de algún movimiento social en África para mejorar sus propias condiciones de vida? (no hablo de las habituales luchas de una tribu contra otra para masacrarse).

2 comentarios:

Luis G dijo...

Amigo Mulliner, lamento discrepar del mensaje que subyace en este artículo. No es "buenismo" ni compasión lo que mueve a tantos a defener a los emigrantes, es el sentido social y la soidaridad humana que todavía existe en muchos.
Adjunto unos versos de nuestra amiga Ana Montojo, extraídos de un poema que se titula Mi nombre es África.
...
-Estoy cansada
-de verme reflejada en el cristal negrísimo
-de sus ojos que miran hacia el norte.

-Estoy cansada
-de recoger cadáveres desnudos
-que han muerto en otras playas,
-de saturar heridas en sus manos,
-de mutilar sus piernas en mis campos de minas.

-Estoy cansada
-de que mis hijos huyan hacia un mundo
-que les discute el pan y la justicia.
...

Mulliner dijo...

Sé lo que es la solidaridad y de cualquier sentido social y no es que no lo ejercite, es que sé aritmética. Hoy mismo, en la prensa se recoge la necesidad de dar acogida a una camerunesa que es lesbiana, porque en su país se persigue ese comportamiento y ella lo ha hecho público. Teniendo en cuenta que Camerún ha sido colonia francesa, que la camerunesa es francófona y que Camerún tiene unos 23 millones de habitantes, de los cuales tirando por bajo (7%) habrá 1.600.000 homosexuales, ¿por qué no pide asilo en Francia?, ¿debemos acogerlos a todos? La respuesta se llama aritmética.
Después, si hay gente cansada de reflejarse en el cristal negrísimo de los ojos de algunos, es cosa de ese alguien que utiliza los "objetos poéticos" a su conveniencia. Ya le detecté el uso de otro "objeto poético" del que no tenía ni idea ni le interesaba lo más mínimo, pero que encajaba en la rima.