23 junio 2015

Miedo me dan

En 1982 fui interventor por el PSOE en las elecciones generales y también en las posteriores municipales. Tuve ocasión de compartir mesa con los interventores del PCE, que me parecieron gente preparada y más que razonable y conocí e incluso intercambié algunas frases con personajes pintorescos, desde Carmen Sevilla que acudió con unas gafas de sol tan grandes –se supone que para pasar desapercibida– que llamaban la atención desde lejos, a la esposa del inventor del Talgo, Alejandro Goicoechea, con la que incluso mantuve una corta conversación. Me preguntó por el partido al que representaba y cuando le contesté identificándome se asombró, exclamando cómo era posible eso, si parecía un buen chico y hasta llevaba corbata y chaqueta. Educada y encantadora, pero situada cincuenta años atrás en el tiempo, algo bastante natural teniendo en cuenta su entorno social y la época que había vivido.

Había un fervor y una ilusión entre las personas progresistas por el triunfo de la izquierda y de Felipe González que no tenía nada que envidiar a los actuales votantes de Podemos y yo diría –no descarto que sea subjetivo– que menos hosco y fanático que lo actual.

Todo sabemos en qué quedó aquello: una reconversión industrial que la derecha no habría osado llevar a cabo, privatización de muchas empresas públicas –tarea que finalizó años más tarde Aznar, con el entusiasmo añadido de colocar a sus amigos como cabezas de esas empresas– y, sin duda, una modernización de España que lamentablemente no llegó hasta donde debería haber llegado y que ni rozó la privilegiada situación de la iglesia católica, desilusionando a muchos de sus votantes, yo entre otros.

Pasó el tiempo con todas sus miserias y seguimos en eso que llaman crisis y que en realidad es un cambio en profundidad de la estructura social asociada al capitalismo y llegó el 15-M al que desde estas mismas páginas vaticiné que nunca llegarían a nada, no está claro que yo me equivocara. A continuación vinieron esos que se denominan partidos emergentes o, mejor dicho, Podemos, porque Ciudadanos no ha sido más que un exitoso intento de la derecha por salvar los muebles, promocionando a este partido que ya llevaba años languideciendo en Cataluña y que sólo ha pasado a mayores fagocitando a UPyD que, ya puestos, me gustaba más, a pesar de doña Rosa. Que ya es pesar.

Sí, es Rosa Díez
Miedo me da esta gente no por todas esas pamplinas de los soviets, sino por su falta de preparación. Miedo me dan los recién llegados y ese invento de las candidaturas de unidad popular, una fabulación de Podemos para entrar en el juego sin dar la cara, y que le aporta la ventaja de que si salía bien, de inmediato reclamarían la paternidad –así lo han hecho– y si hubiera salido mal se habrían ido para otra parte silbando con las manos en los bolsillos, haciéndose los distraidos. Lo de popular me mosquea, lo use Manuel Fraga o lo use Pablo Iglesias. No les ha salido perfecto, pues el candidato de más solvencia de todas esas candidaturas, Manuela Carmena, se ha desgañitado varias veces diciendo que no es de Podemos y que no tiene nada que ver con ellos. Pobre mujer, le han metido en las listas un montón de los típicos componentes de Podemos, es decir, eso que se ha dado en llamar activistas y que fundamentalmente consiste en gente que se reune con los amiguetes a tomar unas birras, o que incluso montan algún número espectacular si son del sexo femenino. Al día siguiente de hacerse cargo doña Manuela se ha encontrado de boca con los tuits del tal Zapata y de Pablo Soto y con el currículum topless y amenazante de Rita Maestre. Sinceramente, no me parecen faltas tan graves –y además, son antiguas– y yo fundamentalmente lo que haría sería sancionarlos por uso excesivo de Twitter y la falta de inteligencia que evidencian quienes se comportan en las redes sociales olvidando que todo el mundo tienen acceso a ellas. Se estrujan las meninges para ser eso de trending topic y después se quedan sorprendidos cuando les cae encima lo dicho, olvidando que si hay algo eterno es lo que se escribe.

Leo las primeras medidas de las alcaldías más sonadas, Barcelona, Madrid y Cádiz, y aunque no soy un experto me asombra tanta simpleza y el comportamiento más propio de sans culottes que de gente preparada como pretenden ser: implantación del tuteo, eliminación de los antidisturbios, concejalía dedicada a los homosexuales e izado de banderas ídem en los ayuntamientos, paralización de los desahucios, salarios misérrimos para los cargos municipales y autonómicos, eliminación de coches oficiales, cierre de los CIE, apertura de comedores infantiles… De todas, sólo me parece acertada –en su inmediatez– la de los comedores, aunque resulte pintoresco fijar el límite de asistencia en los 14 años, lo que parece indicar que los 14 años es una buena edad para empezar a pasar hambre. El asunto de los salarios me parece propio de unos desorientados que no conciben que se dediquen a la política personas solventes de éxito en su actividad profesional anterior; como le oí decir a Guillermo Fernández Vara en la televisión, no comprendía por qué iba a ganar menos como presidente autonómico que como médico privado. Me temo que esto no lo entienden quienes han vivido siempre de bolos, como los alcaldes de Cádiz y Barcelona, entre muchos otros.

No tengo ningún interés en acertar con mis presagios, pero todo esto me trae a la cabeza aquella frase de el desengaño camina sonriendo detrás del entusiasmo. Nos veremos en las generales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado este lúcido comentario tuyo a la situación municipal y regional. Solo tengo una duda: dada tu preferencia por UPyD ¿por qué no has puesto una foto de Doña Rosa en lugar de la de Don Albert? Por supuesto no hacía falta ese grado de desnudez. ¿O es que maquiavélicamente has querido relacionar esa foto con la actuación de Doña Rita?
Persevera.
Angel

Mulliner dijo...

Y a mí me ha encantado que te encante, porque como me ocurre muchas veces me parece que sólo picotea en algunos aspectos de lo que está ocurriendo. Imagina que he tenido que cortarle un buen pedazo y esta vez lo he guardado por si decido sacar otra entrada sobre este asunto.

¡Ojo!, he dicho que prefiero UPyD a C's, pero eso no significa que me haya gustado nunca esa gente ni se me pasara por la cabeza votarles, aunque les reconozco las iniciativas de llevar a los tribunales corrupciones y atropellos, algo que otros no hicieron.

La elección de la foto siempre es difícil, pero en este caso lo que pretendía era señalar que ese señor que recurre a lo que sea para promocionarse (quizás si yo tuviera su cuerpo publicaría fotos mías, quién sabe) pretende ser presidente del gobierno.